Parece que una de las características de los grandes hombres y mujeres, de aquellos que nos han dejado ejemplos de vida extraordinarios, algo que los distingue es la humildad. No se llenan de “títulos importantes”, aunque se les otorguen, no los buscan ni los presumen. Incluso llegan a sentirse indignos de merecerlos
Tienen en su corazón, grabada de alguna manera, aquella expresión evangélica del Siervo Fiel: “Yo sólo hice lo que tenía que hacer”