Una misa de Navidad en un campo de reeducación

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¿Quién esperaría vivir la mejor Navidad de su vida en medio de los tormentos de un campo de reeducación?

Desde la soledad de los desiertos, desde la oscuridad de las cárceles, vuélvete hacia todos los altares del mundo donde Cristo se ofrece en sacrificio; ofrécete a ti mismo en sacrificio y comulga espiritualmente. Tu corazón rebosará de valor y de consuelo (Card. Van Thuan).

La Eucaristía nos une profundamente al Cuerpo místico. Ofrecer el Santo Sacrificio, participar en la Eucaristía sin amor, es una monstruosa contradicción (Card. Van Thuan).

Un periodista inglés, que había vivido detenido en un campo de reeducación en la época de la revolución cultural ordenada por Mao Tse Tung, una vez liberado escribió en una revista un artículo titulado: «La misa de Navidad del P. Shah». Sustancialmente decía:

«Yo estaba sometido a la reeducación comunista en un campo del sur de la China. Entre los detenidos, había un hombre de unos cuarenta años de edad. Sabíamos que era un monje del Císter. Era para todos nosotros un ejemplo de paciencia, de resignación, de amabilidad y de servicialidad. Ayudaba a los más débiles que él a llevar su carga de tierra. Animaba a los desesperados y los consolaba. Hacía todo lo que estaba en sus manos para atenuar la rigurosidad de la disciplina del campo... Yo soy católico, pero no practicante... Así que entre él y yo no había ninguna relación especial. Un día, durante un descanso, se me acercó:

— ¿Usted es católico?

— Sí.

— ¿Sabe qué fiesta es hoy?

— No.

— Es Navidad. ¿Usted estará pensando mucho en sus recuerdos de Navidad en familia? ¡Qué triste! Venga conmigo —me dijo, tomándome del brazo—. Vamos a celebrar la Misa de Navidad en aquel agujero de allá abajo...

Era un hoyo formado por unas elevaciones del terreno a ambos lados.

Allí sacó un frasco con unas gotas de vino en el fondo, y un poco de pan. Y ofreció el sacrificio eucarístico. Después de pronunciar las palabras de la consagración, elevó la Hostia... Sus rostro resplandecía. Su fervor angelical me sedujo. Contemplaba la imagen de Shah, radiante, y, emocionado, caí de rodillas. Comulgamos... Y volvimos al grupo. Un soldado se acercó a nosotros y preguntó a Shah:

— ¿De dónde vienes? ¿Dónde has estado durante el descanso?

— Hoy es Navidad, y hemos ido a rezar un poco.

El soldado le administró una tunda de latigazos y se lo llevó. Desde aquel día no volvimos a ver a Shah... Yo nunca he olvidado aquella misa de Navidad bajo un cielo nublado y frío, aquella consagración pronunciada por un sacerdote bastante esbelto, vestido de harapos que levantaba el viento invernal; su fervor me caldeó el corazón... Eran Shah y Dios, entre el cielo y la tierra... Fue la mejor Navidad de mi vida... ¡y jamás la olvidaré!».

Cardenal Van Thuan

Siervo del Señor, Francisco Xavier Nguyen Van Thuan fue arzobispo coadjuntor de Saigón, fue arrestado por el régimen comunsta y pasó 13 años en la cárcel, 9 de ellos en aislamiento. En prisión escribió Mil y pasos en el camino de la esperanza. En 1991 fue liberado, Juan Pablo II le nombró, en 1994, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Fundó Mater Unitatis. Falleció el 16 de septiembre de 2002 en Roma. Actualmente, se sigue un proceso para su canonización