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No hacer examen de conciencia sobre los pecados de omisión es una grave omisión...

No hacer examen de conciencia sobre los pecados de omisión es una grave omisión. Así, por ejemplo: servir a Dios con frialdad, llevar cuenta de los sacrificios y ser tacaño a la hora de hacerlos, ser un experto en huir de las propias responsabilidades, obrar por motivos interesados, medir los esfuerzos, evitar las tareas pesadas y buscar las livianas (Card. Van Thuan).

Que tu arrepentimiento no se parezca al de un actor de teatro: llora a lágrima viva, se le parte el corazón... Pero una vez que termina la función y cae el telón, todo vuelve a la normalidad (Card. Van Thuan).

Que tus propósitos sean siempre sobre cosas bien precisas, concretas y fundamentales. Hay quienes se imaginan que han llegado ya a la santidad porque han hecho muchos propósitos, que en realidad son tan inconsistentes como pompas de jabón (C. E 895).

No caigas en la apatía ni en el desánimo. Una y otro son epifenómenos que con frecuencia proceden de la misma enfermedad: el orgullo. ¿Piensas que estás en uno de los nueve coros de los ángeles y que no puedes pecar? (Card. Van Thuan).

Has tomado la decisión de ser apóstol del Señor, pero sin entregarte a él de manera incondicional. ¿Cómo vas a ser un instrumento eficaz entre sus manos si tú mismo has desarmado y escondido varios de los elementos de ese instrumento que quieres ser par él? (Card. Van Thuan).

Esta es una historia contada por Rómulo, un jefe de personal en una empresa de las islas Filipinas:

«Yo trabajaba en una fábrica de cerveza en la que trabajaban mil obreros. Pero entre ellos y yo, y lo mismo entre ellos, no había la menor estima ni la menor cordialidad. Yo los trataba como a mercenarios, como a esclavos. Y ellos me detestaban...»

«Pero desde el día en que aprendí a vivir la Palabra de Dios, a compartir mi experiencia de vida y a examinar mi conciencia a la luz del Evangelio, mi vida cambió por completo. Empecé a ver a Dios en los obreros y me decidí a procurar que se estableciesen buenas relaciones entre ellos, y entre ellos y yo, y a amar a Dios en cada uno de ellos. Al principio no fue fácil. Como me detestaban, desconfiaban de mí y se olfateaban una táctica astuta: que actuase así por miedo a que hiciesen huelga, o con intención de dividirlos o de ganarme su con-fianza, etc. No creían en mi sinceridad. Pero perseveré en mi propósito y lo conseguí.»

«Ahora ya no me siento asqueado al entrar en la fábrica, pues la atmósfera está saneada. Incluso, un día, un obrero se acercó a saludarme, algo hasta entonces inaudito, y, ante mi sorpresa, explicó: "Como usted ha visto en mí a Jesús, yo también he visto a Jesús en usted"».

Cardenal Van Thuan

Siervo del Señor, Francisco Xavier Nguyen Van Thuan fue arzobispo coadjuntor de Saigón, fue arrestado por el régimen comunsta y pasó 13 años en la cárcel, 9 de ellos en aislamiento. En prisión escribió Mil y pasos en el camino de la esperanza. En 1991 fue liberado, Juan Pablo II le nombró, en 1994, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Fundó Mater Unitatis. Falleció el 16 de septiembre de 2002 en Roma. Actualmente, se sigue un proceso para su canonización