La clave a esta respuesta la he palpado en la vida de muchas personas, pero de una en especial, de hoy; Un amigo mío de 22 años de edad, propietario de un salón de belleza y que tiene planes para casarse con su novia en el futuro.

Mi amigo, cuyo nombre no puedo darte por razones de respeto a su persona, nació en una familia con muchos conflictos, pero él decidió hacer su propia senda, tal como lo dice Cervantes, una ¨senda estrecha¨; levantarse a primera hora y acostarse al final del día después de haber trabajado más que todos sus empleados, durmiendo por temporadas en el propio negocio para evitar gastos de renta, pues tenía que pagar las mensualidades de la adquisición del mismo, y así, esfuerzo duro.

Mientras tanto, seguramente muchos de los compañeros de mi amigo habrán decidido seguir un camino ancho y espacioso de perder el tiempo, de no esforzarse, y demás.

Al día de hoy, ya mi amigo terminó en el 2010 de pagar lo que adeudaba de la compra de su salón y sigue trabajando duro, construyendo una clientela por medio del servicio dedicado y profesional que provee, sin escatimar esfuerzos.

Efectivamente hay dos rutas, una estrecha y dura, y otra ancha y espaciosa ¿Cuál escogeré?