
El tema de la autoestima va profundamente ligado al nivel y a la calidad de nuestras relaciones humanas y viceversa, curiosamente… Podríamos llamarlo algo así como el “círculo virtuoso de la identidad”.
Es decir: en la medida en que encuentro “acogida” en otra persona, me siento bien conmigo mismo, el aprecio del otro me hace sentir valorado. Pero por otro lado, también en la medida en que yo me siento contento conmigo mismo, voy a poder generar mejores relaciones, es decir que si me aprecio voy a ser capaz de apreciar a alguien más…
Pero, entonces ¿qué es primero “el huevo o la gallina”, quererme o que me quieran? ¿Hay un inicio en todo este embrollo?
Pienso que sí… de hecho hay quienes ya lo han afirmado de maneras diferentes: El primer momento viene “de fuera”, es decir primero descubro que soy amado y de ahí se desencadena lo demás. Sí, está visto que el bebé descubre cuánto vale a través de la mirada amorosa de su madre. Es como si le viniera a su mente una idea que no se le puede apartar: “¿Quién soy yo para que ella me mire con tanto amor? ¿Quién soy yo para recibir estos cuidados?” Y aunque no pueda hablar, pues aún es muy pequeño, esta experiencia la comunica a través de la paz con que se le ve dormir, de cómo termina con el llanto en el momento en que se descubre en los brazos de su madre.
La auto estima, pues, podríamos decir que tiene sus raíces en la mirada llena de amor con la que una madre “envuelve” a su hijo.
Hasta pronto.
Tu amigo Zurc0.