Benjamín Franklin cuenta en su autobiografía que él de joven era rudo, duro en el trato, despreciador y humillante
Benjamín Franklin llegó a conseguir un trato tan delicado que tuvo el honor de ser el primer embajador que Estados Unidos envió a Francia y en los círculos diplomáticos era buscado y apreciado por todos. ¿Cuál fue el secreto de este éxito? El mismo lo dice: "Me propuse no hablar mal nunca de ninguna persona, y de todos decir todo lo bueno que supiera. Cualquier tonto puede criticar, censurar y quejarse, y casi todos los tontos lo hacen. Pero se necesita carácter y dominio de sí mismo para ser comprensivo y capaz de perdonar. En lugar de censurar a la gente me dediqué a tratar de comprenderla. Me propuse dedicarme a imaginar por qué hacen las cosas, para saber conprenderlos. Y esto es mucho más provechoso y más interesante que dedicarse a criticar y a condenar. Y de este modo de proceder obtuve simpatía, tolerancia y bondad".
Otro caso: Louis Fuich
Louis Fuich, uno de los hombres más feos del siglo XX y a la vez uno de los más simpáticos de este siglo, al ser preguntado de dónde sacó su agradabilidad narró así su experiencia:
"Una vez me mire al espejo y me dije: Si un hombre vale por lo qué es su rostro, yo tendría que suicidarme. Entonces me propuse sacar mi corazón a la cara, llenarme de pensamientos bondadosos que le imprimieran bondad a mi rostro, y de ideas alegres y optimistas que les dieran brillo a mis ojos y alegría a mis facciones yempecé a interesarme por los demás, a adquirir buenos modales y trato agradable con todos y desde entonces nadie se da cuenta de que soy feo".
Fuente:
El Despertador Espiritual, P. Eliécer Sálesman, Apostolado Bíblico Católico. 4ta. edición. 2008. Bogotá, Colombia.