El derecho de hablar con Dios

Publicado en Persona
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 hablar con dios

¿En verdad crees que es posible hablar con Dios? ¿Te escucha o está ocupado con cosas más importantes?

¿Será que después de todo lo que he hecho, me escuchará y perdonará por el sólo hecho de pedirlo? ¿Será que los monjes son de otro mundo, yo no soy místico como ellos? ¿Por qué no me concedió lo que le pedí antes y dejó que pasara aquello que tanto sufro?

Se ha escrito mucho sobre la oración, y yo prefiero hacerla que predicarla. Pero son tantas las personas que dudan de su naturaleza, necesidad o eficacia, que me propuse compartirte esta verdad: la oración es el más bello y sublime acto de amor, es el encuentro de Dios con su creatura, es el abajamiento del Altísimo que responde presuroso el llamado de su pequeño para anidar dulcísima e inefablemente en la intimidad de tu alma. La oración es estar con quien más nos ama. Lo esencial es el encuentro del Padre bueno con su hijo –o sea tú y yo- y el diálogo que se establece entre nosotros. Y aunque tus labios no se abran, Él conoce el fondo de tu corazón. La hora de la oración es la hora de las confidencias. Es la hora en que habla el corazón. Deja los razonamientos. No. pongas tu cabeza entre las manos para construir un discurso. Y si sientes que debes aliviar tu alma (pedir perdón) te tengo una noticia, Él te ha perdonado desde antes de que fallaras, desde antes que nacieras, por eso vino a éste mundo para habitar entre nosotros, hacerse como nosotros, sentir como nosotros, sufrir como nosotros, por eso te comprende, te perdona pagando tus falta en la cruz para que no cargues tú con culpa alguna y viva en la paz que sólo Él puede conceder. No hay pecado mayor que el perdón y la misericordia de Dios. “Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros quienes nos cansamos de pedir perdón” Papa Francisco.

 “Cuando vayas a orar, no te preocupes por lo que has de decir. Entra en tu aposento, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará” dice Jesús, y yo lo creo porque lo he vivido. Poco importa la forma de tu oración, lo que interesa es ese intercambio afectivo entre un Padre y su hijo.

“La oración es el fundamento de la vida espiritual. Al orar te unes a Dios, te comunicas con El. El foco no se enciende si no está unido al generador eléctrico. ¿Crees en el poder de la oración? Medita esta promesa de Jesús: “En verdad os digo, pedid y recibiréis, buscad y. hallaréis, tocad y se os abrirá” (Lc 11,9). ¿Conoces alguna compañía de seguros que ofrezca tales garantías? Ojo, Jesús no se dirigía solo a los sacerdotes judíos, buscó con predilección a los despreciados, prostitutas, borrachos, revolucionarios, y hoy nos habla a ti y a mí.  “Si nosotros que no [siempre] somos buenos damos cosas buenas a nuestros hijos, cuanto más el Padre que está en los cielos [y en ti] cuando se lo pedimos” (Jesús) con humildad, fe, y confianza. Pero Dios no es una máquina de refrescos que introduces una moneda y de inmediato recibes el producto. Estamos muy acostumbrados a que todo suceda de  inmediato y como nosotros queremos. Nuestra visión es limitadísima, Dios todo lo abarca, sabe todo lo que nos hace bien y lo que nos daña, así que nos lo concederá en el mejor momento y en la forma que sea para nuestro mayor bien.

Tu oración debe ser universal. Tu corazón debe contener a todo el mundo. Pero no olvidemos de la realidad que nos rodea. La oración se concreta en la acción, o sea que, debe llevarnos al encuentro del próximo, especialmente de los pobres, o padeceremos de intimismo espiritual egoísta, a una vida desencarnada.

Tú buscas amigos para consolarte, para aliviar tu soledad. ¿Por qué no vas a Aquél que nunca te traicionará y que podrá acompañarte sin cesar donde quiera que vayas?

Ricardo Padilla

Soy una estrambótica declaración del amor de Dios. Melómano, poético, Tolkien-nomano, ergo cafeinómano. Políticamente incorrecto -¡sí!- . Decididamente acuático. Insoportablemente etólogo.  DSI: es la neta. ¡Viva la vida!