Una familia de refugiados sirios reconstruye su futuro gracias a unos deliciosos chocolates.
Peace By Chocolate es una nueva chocolatería fina que ha abierto sus puertas en Nueva Escocia, Canadá. Sin embargo, por detrás se encuentra una larga historia de esperanza.
Detrás de esta nueva compañía se encuentra la familia Hadhad, refugiados sirios que vieron como la guerra les arrebataba todo lo que tenían, pero que encontraron una nueva oportunidad en Canadá.
De hecho, el patriarca de la familia, Assam Hadhad, había establecido una fábrica de chocolate en Damasco por 20 años, durante los cuales estos dulces fueron las delicias de Medio Oriente, puesto que la familia enviaba los chocolates a diversos países como Yemen, Líbano y Jordania.
Por desgracia, en el 2013 la fábrica fue destruida en un bombardeo que mató a dos empleados, obligando a la familia a huir a Líbano. Por tres años permanecieron en un campo para refugiados, hasta que se les dio la oportunidad de migrar a Canadá y convertirse en ciudadanos.

Agradecidos por la oportunidad y deseosos de regresar a su pasión, los Hadhad abrieron una pequeña chocolatería en su nuevo hogar. Los chocolates alcanzaron gran popularidad rápidamente, siendo apreciados tanto por los locales como por los turistas, llegando incluso a llamar la atención del primer ministro Justin Trudeau.
Tras un año de abrir el negocio, este es ya muy chico para cubrir la demanda. Diariamente la familia fabrica cerca de 1000 chocolates, pero estiman que necesitan realizar al menos 20 veces más para satisfacer a todos sus clientes. Deseando regresar algo a la comunidad que los ha recibido con los brazos abiertos, han puesto anuncios en línea para contratar más empleados y darles la misma oportunidad que ellos recibieron.
En cuanto al nombre de la chocolatería, según explica Tareq Hadhad, envía un mensaje muy claro “El mundo necesita paz en este momento, y el mundo necesita chocolate en este momento”.