7 consejos para no enojarse durante una conversación difícil

Publicado en Persona
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Nos contradicen, quieren hacer lo que no queremos o peor quieren que nosotros mismos lo hagamos. La sangre se acelera, ¿qué hacer?

De acuerdo con los biólogos la respuesta de nuestro cuerpo es igual a cuando enfrentamos un peligro: pelear o huir. El ritmo cardiaco y respiratorio se acelera, los músculos se tensan y la sangre se retira de los órganos, para nuestro cuerpo es lo mismo que si un oso salvaje nos persigue.

Uno de los problemas con esta reacción es que hace exactamente lo contrario de lo que necesitamos para ventilar racionalmente una conversación, apaga la corteza prefrontal del cerebro: la encargada del pensamiento racional. Qué hacer.

1. Respirar con calma

Cómo ya hemos explicado en otros artículos sobre cómo controlar el estrés, la respiración va muy ligada a nuestras emociones. Cuando nos estamos enojando suele acelerarse el su ritmo y hasta resulta entrecortada. Tomar nota de esta señal de alerta y controlar la respiración haciéndola conscientemente más pausada y relajada nos ayuda a no desatar una respuesta emocional sin control. Algunos expertos recomiendan contar cada ciclo de inspiración/expiración.

2. Caminar

El simple hecho de caminar ayuda a disipar la tensión muscular y de acuerdo con los expertos también ayuda a activar la parte racional del cerebro. Claro, no debes pararte abruptamente y dejar a tu interlocutor, si es posible proponle a tu interlocutor ir a caminar mientras lo discuten, esto puede ayudar a ambos.

3. Repetir una frase calmante

“Mantente neutral”, “esto es acerca del negocio, no se trata de mí”, “ya pasará” son algunas de las frases que pueden ayudarte a mantener la perspectiva. También, para los creyentes, hacer oración mental resulta muy útil.

4. Etiquetar lo que sucede

Distingue entre emociones y pensamientos. No trates de pensar con las agalles, no funciona; como tampoco funciona sentir con el cerebro. A los eventos que surjan en tu mundo interior, dales nombre y apellido “me siento frustrado”, “pienso que esto está equivocado”. Esto te puede ayudarte a distinguir lo útil de lo inútil o lo francamente destructivo; y a activar la parte racional del cerebro.

5. Huida táctica

Si de plano ves que la situación se está deteriorando, tal vez lo mejor sea buscar una salida para dar tiempo a que los ánimos se calmen y pensar más claramente las cosas. Busca una excusa amable como ir al baño o por un café para darte tiempo un poco de tiempo, si requieres de una pausa mayor argumenta un compromiso y pon en claro que la plática no ha terminado pero que estás dispuesto a continuarla para llegar a un acuerdo mutuo.

6. Escribir para discernir

Una técnica muy útil, si lograste postergar la discusión para otro día es escribir cómo te sientes y qué piensas del asunto y por qué respondes de ciertas formas, muy parecido al punto 4. Pero además puedes añadir el punto de vista de tu interlocutor para lograr entenderlo mejor viendo qué siente él, qué busca. Así puedes buscar los puntos en común, para reforzarlos y lograr calmarlo en esos aspectos, y los puntos de diferencia para ver en qué puede ceder cada quien para lograr un acuerdo. Trata de pensar de una forma distinta, busca alternativas.

7. Mantener la calma y escuchar

En el momento tenso de la conversación, seguramente sentirá algo parecido a lo que tú estás pasando (aceleración de la respiración, tensión muscular, etc.), es muy fácil que exprese su enojo y frustración. Trata de responder, un mal momento puede echar a perder una larga relación o arruinar un buen negocio. Es difícil mantener la calma, pero es necesario. Una técnica es pensar que eres un trozo de madera y no respondes a sus palabras, otra es visualizar que sus palabras pasan por encima de tu hombro y se desvanecen en vez de llegar a tu pecho.

Además, tienes que dar a entender con tus respuestas y actitudes que estás escuchando y entiendes su mensaje, si se siente ignorado puedes agravar su enojo.

Estos consejos son para ti, no trates de enseñárselos a tu interlocutor cuando está enojado, nadie quiere escuchar “respira con calma”, “relájate”; podrías sonar condescendiente e igualmente encender más su enojo.

Lo que buscamos es resolver un problema, no agravarlo.