«Quisiéramos gritar: ¡Dios!»

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El Señor te ha puesto en ese camino para que te pongas en marcha y «des fruto abundante» (Jn 15,16).

Pablo plantó, Apolo regó, pero quien hizo crecer fue Dios (1 Co 3,6) (Card. Van Thuan).

El Señor te ha puesto en ese camino para que te pongas en marcha y «des fruto abundante» (Jn 15,16).

Ese camino es el de la Esperanza; y es hermoso, como la promesa que lo ilumina. ¿Cómo no esperar, si caminamos con Jesús y vamos hacia el Padre? (Card. Van Thuan).

En 1943, Chiara Lubich era una joven de dieciocho años. Un día, cuando iba a hacer un recado a su madre, tuvo la intuición de que había encontrado su vocación: practicar la caridad con los que sufren. Dirigía por entonces un grupo de Acción Católica. Y decidió seguir a Cristo viviendo los tres votos de castidad, pobreza y obediencia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, vivía en Trento (Italia), entregada al servicio de las víctimas de la guerra. El ejemplo de su vida abnegada había atraído ya a otras jóvenes a la práctica de la caridad que les hacía ver a Cristo en todas las almas abrumadas por las pruebas de la vida. A ese grupo se lo conocerá más tarde con el nombre de Focolari.

Un día de 1948, un joven obrero de veinte años vino a hacer una reparación eléctrica en la casa del grupo. Lo que allí tuvo ocasión de ver y de oír lo edificó y despertó su interés, y, en vez de aceptar el pago de su trabajo, solicitó quedarse para compartir aquella vida de oración y de entrega a losdemás. Poco tiempo después, un ingeniero obtuvo también ese favor. Los dos se instalaron en un antiguo gallinero abandonado, formando el comienzo de la rama masculina de los Focolari: "Sí, estamos locos de amor a Dios al vivir aquí", contestaron a un sacerdote que los consideraba excéntricos.

Hoy, el movimiento de los Focolari es conocido en todo el mundo. En 1977, Chiara Lubich recibió en Londres el premio mundial a las obras religiosas en el mundo. En aquella ocasión, Chiara Lubich tuvo la alegría de revelar el deseo secreto de ella y de los suyos: «Quisiéramos gritar "¡Dios!" al mundo para recordárselo».

Cardenal Van Thuan

Siervo del Señor, Francisco Xavier Nguyen Van Thuan fue arzobispo coadjuntor de Saigón, fue arrestado por el régimen comunsta y pasó 13 años en la cárcel, 9 de ellos en aislamiento. En prisión escribió Mil y pasos en el camino de la esperanza. En 1991 fue liberado, Juan Pablo II le nombró, en 1994, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Fundó Mater Unitatis. Falleció el 16 de septiembre de 2002 en Roma. Actualmente, se sigue un proceso para su canonización