Un confiado hombre ayuda a las autoridades a encontrar a un sacerdote en fuga, aunque las apariencias no son siempre lo que parecen...
Yendo vestido de traje a dar la Sagrada Comunión a un grupo de señoras, entró gritando la criada que venía la policía. Las damas se espantaron, pero el padre Miguel Agustín Pro Juárez SJ las tranquilizó, les ordenó repartirse por la casa. Acto seguido se guardó el Santísimo en el pecho y encendió un cigarrillo.
Entonces entró un grupo de agentes.
-¡Aquí hay culto público!- dijo el jefe.
-No la amuelen- replicó el padre.
-Sí, señor, aquí hay culto público, acompáñenos a revisar la casa.
Total que el padre los acompañó, pero no conocía la casa, y cuando después de mil vueltas y un buen rato no encontraban al dichoso curita, el padre les dijo con desenvoltura:
-Bueno, caballeros, se me hace tarde, quedé en salir con mi novia, y la verdad no tengo tiempo para esperar a que atrapen a ese desvergonzado sacerdote que se está burlando de ustedes...
Ni Chesterton podría haberlo hecho mejor.
Miguel Agustín Pro SJ fue ejecutado por ordenes del Presidente Plutarco Elías Calles el 23 de noviembre de 1927. Contaba con tan sólo 36 años de edad. Fue declarado Beato en 1988 por el Papa Juan Pablo II.