Relata el detective que en varias de sus investigaciones se ha encontrado con testigos que se encuentran relacionados de alguna manera con la víctima. Como resultado del dolor, ellos suelen exaltar las virtudes de la persona mientras que suprimen todas sus características negativas. Generalmente estas imaginaciones son limitadas al carácter de la persona y no involucran eventos elaborados y detallados. Nunca se ha encontrado con seres queridos que colectivamente imaginen un conjunto idéntico de eventos que involucren a la víctima.
Por ello, Wallace reúne los siguientes puntos que descalifican la teoría de la alucinación:
- Aunque los individuos puedan tener alucinaciones, no existen ejemplos grandes grupos de personas que tengan la misma alucinación
- Mientras que una pequeña y momentánea alucinación de grupo pueda existir, no existen pruebas históricas de la ocurrencia de alucinaciones de este tipo tan largas, sostenidas, y detalladas.
- Cristo resucitado fue visto en más de una sola ocasión y por diferentes grupos de personas. Todos estos avistamientos diversos hubiesen supuesto alucinaciones en grupo adicionales, lo cual no parece racional.
- No todos los discípulos estaban inclinados favorablemente para tener ese tipo de alucinaciones. Por ejemplo, Tomás no esperaba que Jesús regresara y tuvo que pedir pruebas sobre su identidad.
- Por último, la teoría de la alucinación se derrumba cuando nos preguntamos qué fue lo que pasó con el cuerpo de Jesús. Se desaparición simplemente no tiene sentido bajo este escenario
Por lo tanto, esta teoría falla en explicar las observaciones detalladas de los discípulos y la tumba vacía de Jesús, por lo cual la explicación más razonable en base a la evidencia sigue siendo la Resurrección de Cristo.